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Argentina: La revancha clasista y su resistencia. Por Julián Rebón* / Página12

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Realizar políticamente la victoria neoliberal, imponer la transformación deseada, supone el desarme de los sectores populares, de su voluntad y capacidad de lucha. Entre su determinación y la realidad media la resistencia popular. El primer año del ciclo de Cambiemos estuvo signado por la movilización como forma emblemática de la resistencia. A pesar de su discurso de campaña, el gobierno de la alianza Cambiemos procuró desde el primer día traducir su triunfo electoral en una intensa revancha política y clasista. Se planteó la búsqueda de destruir lo que de radicalizado y democrático tenía la alianza social que fue gobierno hasta fines de 2015. Convertirla en asociación ilícita, la utopía de sus espadachines más aventurados. El gobierno de Cambiemos también expresó con nitidez desde su origen una revancha clasista. La fenomenal concentración de poder alcanzada con la unificación –al extremo de casi mimetizar– la elite política y económica y el fuerte apoyo en los círculos me

El “populismo” y la exacerbación de las contradicciones. Por Rafael Cuevas Molina

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Un tema esgrimido recurrentemente por quienes han calificado de “populistas” a los gobiernos   nacionales y   progresistas latinoamericanos de los últimos veinte años, es que "los populistas" crean contradicciones entre distintos grupos sociales, polarizan a la sociedad y enfrentan a unos grupos contra otros. El argumento central sostiene que los discursos radicales de quienes dirigen los procesos, las políticas sociales que empoderan económica y políticamente a grupos que suben en la escala social, o ideas de igualitarismo en sociedades tradicionalmente muy desiguales, son las causantes de esta situación. Ansían volver a un estado de cosas en el que argumentan que se vivía en paz, cada quien en su sitio, sin ambiciones desmedidas ni reclamos desproporcionados; sin que las turbas, aquellas que Tomás Borge catalogó de “divinas” en la Nicaragua revolucionaria de los años ochenta, estuvieran tan constante y beligerantemente presentes en el panorama político.

Los gendarmes del poder y la guerra mediática. Por Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

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La guerra mediática, lejos de ser un artilugio retórico de la izquierda, es una práctica sistemática organizada contra los gobiernos progresistas y nacional-populares, que determinó el escenario y los matices de conflictividad política de los primeros quince años de este siglo en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina. La comunicación social es un campo de disputa cultural, esto es, de construcción de sentidos, de producción de contenidos culturales, y de legitimación de prácticas y saberes, en el que, cada vez más, se libra también la gran batalla política del siglo XXI. En América Latina esto lo hemos conocido bien en el contexto de la Revolución Bolivariana en Venezuela y el papel que cumplieron los medios hegemónicos -aliados a la oligarquía, la oposición política y el imperialismo- en el golpe de Estado perpetrado contra el presidente Hugo Chávez en 2002, y que fue magistralmente retratado por los periodistas irlandeses Kim Bartley y Donnacha O´Bri

La casada infiel - Federico García Lorca

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Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar