Nanas de la Cebolla - Miguel Hernández
La cebolla es
escarcha
cerrada y pobre:escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del
hambre
mi niño estaba.Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace
libre,
me pone alas.Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la
espada
más victoriosa.Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne
aleteante,
súbito el
párpado,el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser
niño.
Nunca despiertes.Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan
alto,
tan extendido,que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes
ríes
con cinco
azahares.Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la
doble
luna del pecho.Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
(1939)
En
abril de 1939, concluida la guerra, Miguel Hernández fue detenido por la
Policía de Salazar, dictador fascista de Portugal y aliado de Franco, cuando
aquél intentaba cruzar la frontera por Huelva. En ese año nació su segundo
hijo, Manuel Miguel, a quien Hernández le dedica “Nanas de la cebolla”. El
libro de poemas El hombre acecha hubiera aparecido publicado también ese
año, pero el franquismo ordenó la destrucción completa de la edición.
Afortunadamente, dos ejemplares se salvaron de milagro, hecho que permitió
reeditar el libro en 1981.
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