Jauretche y Piketty - COINCIDENCIAS A 40 AÑOS DE DISTANCIA. Por Norberto Alayón *
La necesidad de buscar la independencia económica, más allá del discurso hegemónico de los grupos dominantes.
Thomas Piketty es un economista francés, autor del
exitoso libro El Capital en el siglo XXI. Se autodefine como un científico
social que reclama para la economía "la necesidad de un abordaje que
contemple la dimensión histórica, donde el conflicto juegue un rol más
relevante".
Arturo Jauretche fue un ensayista y político
argentino que escribió "… con la esperanza de proporcionar al sociólogo,
desde la orilla de la ciencia, elementos de información y juicio no
técnicamente registrados…" Anheló acercarse a José Hernández, autor del
Martín Fierro, a quien definió como "un sociólogo nuestro que tampoco era
de la especialidad", pidiendo que "me ayuden a ponerme en la huella
de tan ilustre marginal de lo científico".
En un reciente reportaje del diario Página 12,
Piketty señaló que "por mucho tiempo, los economistas han tratado de presentar
la economía como un tema tan sofisticado que es imposible de comprender para el
resto del mundo. Eso es un chiste. Lo mejor que podemos hacer los economistas
es ser modestos." Y se preguntó: "¿Por qué se volvió tan complicada
la economía? El abuso de la matemática es una forma fácil de parecer
científico, es una estrategia que tiene que ver con el funcionamiento de la
academia y las relaciones de poder."
Jauretche, hace más de 40 años, nos había alertado
que "cuando los economistas hablan muy difícil y nadie los entiende, no es
que uno sea burro sino que seguro nos quieren meter el perro". Sin
desdeñar de modo alguno la necesaria dimensión científica, me acuerdo
igualmente de aquellos versos del Martín Fierro, cuando decía: "Hay
hombres que de su cencia (sic) tienen la cabeza llena; hay sabios de todas
menas, mas digo sin ser muy ducho, es mejor que aprender mucho, el aprender
cosas buenas".
Piketty señala que "la economía es una ciencia
social que debe ser más humilde", agregando que "los temas económicos
son demasiado importantes como para que sean dejados a los economistas". Y
Jauretche decía que "en economía no hay nada misterioso ni inaccesible al
entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el
oculto propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la
disimulación del interés concreto a que se sirve."
Jauretche afirmaba que "la economía moderna es
dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en
un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza
su economía, políticamente es una víctima. El cuento de la división
internacional del trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su
ejecución, es pues una de las tantas formulaciones doctrinarias, destinadas a
impedir que organicemos sobre los hechos nuestra propia doctrina
económica".
Piketty, por su parte, critica al sistema
financiero afirmando que "la clave para el desarrollo en América Latina es
generar los ahorros internos, la acumulación de capital y la acumulación de
conocimiento para desarrollar otros sectores no vinculados a los commodities
sin apoyarse demasiado en la inversión extranjera. El sistema financiero ha
sido una fuente de inestabilidad. En los textos de economía se supone que la inversión
extranjera es buena, pero en la vida real es muy difícil administrarla. La
Argentina es lo suficientemente sabia para no depender demasiado del sector
financiero internacional y sí recurrir el ahorro interno". Jauretche había
destacado, hace ya demasiado tiempo, que "ese es el gran problema
argentino; es el de la 'inteligencia' que no quiere entender que son las
condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y
económico".
Supeditar los intereses nacionales al interés
extranjero es una constante de los sectores conservadores del país. Mauricio
Macri, el máximo dirigente del partido político PRO, expuso con contundente
claridad su idea de cómo "defender" a la Argentina ante los embates
de los fondos buitres, apoyados por el sistema judicial del imperio
norteamericano. El procesado jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires expresó: "Ahora hay que ir, sentarse en lo del juez Griesa y hacer
lo que diga." ¡Fantástica propuesta! Este es el pensamiento genuino, reaccionario
pero coherente con su ideología, de quien pretende ser el presidente de todos
los argentinos. Si los argentinos nos decidiéramos por esta opción, quedaría
gravemente afectada la posibilidad de garantizar la soberanía nacional y la
consolidación de un sostenido bienestar social para la totalidad de los
habitantes.
El francés Piketty y el argentino Jauretche quedan
ligados en la aspiración de enfrentar los graves riesgos de la creciente y
obscena concentración de riqueza, acerca de la cual Piketty afirma: "No podemos
confiar en que las fuerzas naturales van a conducir ese proceso a un final
razonable. Se requieren instituciones públicas fuertes. Los Estados de
bienestar pueden hacer la diferencia", añadiendo que "las
instituciones de los Estados de bienestar son frágiles y están siendo
amenazadas".
Este economista, que en su libro enfatiza que
"el análisis erudito jamás pondrá fin a los violentos conflictos políticos
suscitados por la desigualdad", cierra su importante obra con una suerte
de cruel y certero aforismo: "Quienes tienen mucho nunca se olvidan de
defender sus intereses." Estoy seguro de que Jauretche, "desde la
orilla de la ciencia", suscribiría fervientemente esta última afirmación
del francés.
* Profesor Titular Regular de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
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